TEATRO
Cuánto me alegra traer buenas noticias sobre el teatro a esta sección.
Para aquellos que amamos este arte resulta esperanzador ver cómo gente joven elige este género literario para expresar su sentir y contar historias, y cómo recogen frutos viendo su obra sobre el escenario espléndidamente interpretada y dirigida.
Hace unos años hice un curso de cine donde tuve excelentes profesores y compañeros, uno de ellos, Fran Iniesta, biólogo y, actualmente, profesor en la ULPGC.
Fue una sorpresa que en el wasap de grupo, que aún conservamos, nos comunicara que una obra de teatro suya iba a ser representada en la Sala Insular de Teatro porque había recibido un premio.
El título, “El enroque”, había sido el resultado del proceso de Laboratorio de Escritura Teatral de Canarias Escribe Teatro. En esta convocatoria se seleccionaron tres proyectos; una vez seleccionados, los autores escribieron sus respectivas obras. De los tres textos preseleccionados, dos serían llevados a cabo en lecturas dramatizadas y otro sería representado por una compañía de teatro en la Sala Insular de Teatro. El texto seleccionado fue “El Enroque”, y fue dirigido por Rafael Rodríguez, Director de la compañía 2RC Teatro.
La sala a tope; la obra, una espectacular comedia de enredo donde la risa se codea con la reflexión; temas de candente actualidad tratados con enorme dinamismo y coherencia; y una magnífica actuación y puesta en escena. No le falta ningún ingrediente para triunfar. Muy aplaudida por los espectadores y con la presencia de un expectante Fran entre el público el día del estreno.
Se pudo ver el 31 de marzo y el 1 de abril. Es muy probable que volvamos a tener la oportunidad de disfrutarla dentro de unos meses. ¡Les avisaré!
Y esto es lo que Fran Iniesta nos cuenta sobre su trayectoria:
«Nacido en Albacete en 1991. Mis primeras andanzas en el teatro fueron a los cinco años, cuando participé en la obra de teatro “Los mosqueteros”. Graduado en interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, donde protagonicé el musical “Company” de Stephen Sondheim y donde, como trabajo de fin de estudios, hice un análisis de la escritura en la comedia del siglo de Oro y desarrollé mi propia obra de teatro en verso, basándome en estos preceptos, titulada “Un caballero inglés en un patio cordobés”.
Al terminar la carrera, comencé a trabajar junto al director de teatro Gabriel Olivares, siendo su ayudante de dirección en obras como “El crédito”, “Burundanga”, “Gross Indecency” y “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, obra en la que fui actor de su compañía.
Al mudarme a Canarias en 2018, comencé a desarrollar más fuertemente mi faceta de dramaturgo, escribiendo, entre otras, una comedia en verso llamada “Un caballero para mi dama”, obra ganadora del XXXVIII Premio Antonio Buero Vallejo, en 2022. Durante la cuarentena, escribí, dirigí y actué en una webserie llamada “Trivialidades”. Después, comencé como actor en la compañía de teatro AM Artes Escénicas, en el montaje de “Comiéndote a besos”.
Planes futuros: seguir trabajando como actor en montajes teatrales y en audiovisuales, a la vez que escribo más obras de teatro para poder llevarlas a escena en algún momento».
Enhorabuena, Fran, excelente currículo, te seguiremos la pista, seguro que llegarás muy lejos.
La segunda buena noticia tuvo lugar el pasado 27 de marzo, Día Mundial del Teatro, que se celebró por todo lo alto en el Teatro Español de Madrid, con la Primera Edición de los Premios Talía de las Artes Escénicas.
La elección de esta musa es lógica si conocemos la mitología que la avala:
Talía (en griego antiguo Θάλεια, «floreciente», del verbo θάλλεω, thálleô, «florecer») era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia, y también era la musa de la poesía bucólica o pastoril. Era una divinidad de carácter rural y se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de flores o de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Talía era hija de Zeus y Mnemósine. Fue madre, con Apolo, de los Coribantes.
Estos premios, que reconocen la excelencia en diferentes campos de las artes escénicas, aspiran a convertirse en el equivalente al Goya y se materializan en una estatuilla, obra del artista plástico José Luis Puche, quien explica la simbología de su obra con las siguientes palabras: «Desde el primer momento, quise hacer una interpretación iconográfica sobre este mito, de ahí que Talía en vez de poseer una corona de flores, se muestre como una flor en sí misma, que florece de entre los tallos, y la habitual máscara que la acompaña se ausenta, puesto que ya se encuentra en acto de interpretación. A este discurso se incorpora la figura de un caracol, que representa el talento de quien recibe el premio; se encuentra en uno de los tallos, porque el talento se forja de una manera tan larga y lenta como el caminar de un caracol.»
El artista malagueño, después de crear el boceto en papel de lo que sería la estatuilla, comenzó a trabajar con el escultor Juan Vega para pasar su diseño a las tres dimensiones; el resultado fue la obra en barro que después fue enviada a una fundición en Zaragoza para realizar los ejemplares en bronce. Su peso es de unos 3,5 Kg.
En cuanto a la gala, se entregaron 33 premios —28 categorías diferentes y 5 distinciones especiales— con los que se reconocían desde los musicales a la lírica, pasando por la danza o el circo, y Cayetana Guillén Cuervo, presidenta de la institución, fue la presentadora.
En esta primera edición los premios netamente teatrales fueron:
Luis Bermejo, Premio al Mejor Actor de Teatro por Los santos inocentes y Goizalde Núñez por La vida es sueño de la Compañía Nacional de Teatro.
El Premio al Mejor Actor recayó en Carmelo Gómez por Las guerras de nuestros antepasados.
Blanca Portillo recibió el Premio a la Mejor Actriz por Silencio, de Juan Mayorga, quien después subió a recibir el Premio a la Mejor Autoría por su obra El Golem.
Laila Ripoll, recogió el Premio a la Mejor Dirección por su obra Tea Rooms.
El premio de teatro más codiciado, el de Mejor Espectáculo, recayó en la obra Los santos inocentes, producido por GG Producción Escénica y Teatro del Nómada, obra de Miguel Delibes adaptada por Fernando Marías y el director del montaje, Javier Hernández-Simón. El actor Javier Gutiérrez, interpreta a Paco el Bajo y es coproductor de la obra.
Lola Herrera recibió el Talía a la Trayectoria Profesional y Antonio Banderas el premio al Mejor Actor de Teatro Musical.
Nos alegramos mucho de estos nuevos galardones que dan visibilidad al teatro, que reconocen el talento y la trayectoria de tantos artistas y que nacen, además, con el deseo de fomentar la concepción global del hecho escénico y con la intención de acercar las artes escénicas —todas ellas— al gran público.