Año que huele a tierra caduca,
a ponzoña y herrumbre.
Te marchas sin decir adiós
olvidando, con ello, nuestro encuentro,
dejando un sabor amargo,
a hiel, a nostalgia,
a verdades incumplidas.
Y entras ahora nuevo, vigoroso
dejando atrás cicatrices,
prometiendo un mañana lleno de acentos,
de frescura, de olores nuevos.
Olor a manzana recién cortada,
a la escarcha sobre las flores del jardín,
olor a libro nuevo, a lavanda,
a espuma de mar...
Y veo tus destellos que tratan de avisarme
"tranquila, todo está en su tiempo".
Y serena reposo sobre tu regazo,
sabiendo, que los nuevos comienzos,...
siempre fueron perfectos.