(Crítica social)
«Hemos olvidado el amor, la amistad,
los sentimientos, el trabajo bien hecho.
Lo que se consume, lo que se compra
son solo sedantes morales que
tranquilizan tus escrúpulos éticos».
Zygmunt Bauman
Tantas veces vomité
que terminaron colapsando
los pozos negros de mi entorno.
El cómo nací, crecí, ya no existe.
Los valores se han disuelto
esparciéndose por el gaznate.
Las avenidas se recorren
tan deprisa,
que se confunde el polvo
con el aire que jadeamos.
Y la sociedad actual está engullida.
Individualismo, compras,
—la forma de vida de cambio constante—
Mis ojos ya tenían caducidad, pero
ahora es la palabra la que cae,
la que fluye líquida según le convenga.
En realidad, ya nada es lo que era
y yo, regurgitando,
me despojo de lo que siento.
Señor Bauman, ¡confunde tanto esta realidad!
que se arquea cada átomo de mi cuerpo,
pues, lo que me rodea de este mundo,
es la sociedad posmoderna.