La poesía es compromiso, aunque ese compromiso no vaya más allá que el que se tiene con las palabras. La realidad necesita de palabras que vistan el día a día y den explicación a lo que pasa a nuestro alrededor.
Siempre he caminado
con la mirada perdida
en las palabras.
Los pensamientos
se derraman y caen al suelo,
como si de una lluvia oscura se tratara,
como cuando el día se desmenuza
entre los dedos sin saber por qué.
Tengo las manos sucias de otoños,
de memoria trenzada,
el lado gris de la inocencia.
Ahora con los pies descalzos entiendo
que el frío puede convertirse
en el lamento imperfecto
de la ausencia.
Quizás sean estás ganas
de perderse que llegan
cuando menos te lo esperas.
Hoy sin remedio alguno
el verso camina sin rumbo
por las viejas aceras del desconcierto.
Poesía, ojos impávidos
buscando asilo
en las ciudades muertas del sueño.
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