Todo comenzó con la palabra, “Adventus”, que era el tiempo de preparación, “Adviento”, sinónimo de “venida”. Tiene origen germano, y en la tradición pagana significa encender fuego con ramas verdes durante el invierno para representar al Dios sol, para que regrese con su calor y luz durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar y enseñar la fe católica. Así, este símbolo se hizo nuevo y representa la esperanza, la luz del mundo en el nacimiento de Jesús. También, los germanos tenían la costumbre de adornar un árbol perenne para celebrar el nacimiento de Frey, dios del sol, de la fertilidad, de la lluvia. San Bonifacio, al evangelizar Alemania, asumió la tradición y plantó un pino, que, por ser perenne, simbolizó el alma de Dios. Lo adornó con manzanas y velas para celebrar el nacimiento de Cristo. Así, llegó a nosotros el árbol de Navidad.
Del mismo modo, le siguió otra palabra más importante, “Nativitas”, palabra latina que significa nacimiento. Y, aunque en la Biblia no hay mención de fecha exacta del nacimiento de Jesús, según la historia, fue el Papa Julio I en el año 350 d.C. y decretado por el Papa Liberio, en el año 354 d.C. el día del nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre, aprovechando las mismas fiestas paganas de adoración al dios sol y que celebraban encendiendo fuego. Noche cercana al solsticio de invierno y en la que más brillan las estrellas. De este modo, la Nochebuena es la noche del 24 de diciembre, de la cena de familia, y la primera mención histórica de un banquete de Navidad similar es del año 379 d.C. en Constantinopla, con motivo de la conversión del Emperador Constantino.
Asimismo, llegó a nosotros la creación del Belén, en el año 1223 d.C.. El creador de la representación del nacimiento de Jesús en Belén fue San Francisco de Asis. Así como, en 1843 se originó la tradición de enviar postales de Navidad, cuando el británico Henry Cole tuvo la idea de hacer una postal, diseñada por Calcott Horsley, de una familia reunida en torno a una mesa con la leyenda “Una Feliz Navidad y un Feliz Año para ti”.
Por todo ello, en la distancia, las verdades universales se hacen infinitamente pequeñas, y no fue hasta el siglo XIX, cuando la fiesta de la Navidad se consolidó como fiesta social y familiar, expandiéndose por el mundo con menos carácter religioso. Fusionando la tradición con la marcada sociedad de consumo actual.
Y envueltos en el paisaje nacarado del Arico de hoy, vivimos con la esperanza en los gobernantes actuales para que el progreso de nuestro pueblo sea una realidad. Con el alumbrado de Navidad presente en calles, plazas y hogares y exhibiendo un espectacular mercadillo de Navidad, con las actuaciones de villancicos, seguimos celebrando la cena en familia, con productos cercanos, como el vino de denominación de origen Abona, el queso fresco Majuca, las papas arrugadas de la tierra, y el tomate ecológico. También, se ha celebrado el tradicional concurso de belenes. Al igual que en la librería Aricolor se realiza el tradicional concurso de postales de Navidad. Si bien, en plena era digital, enviamos un wasap para desear las felices fiestas.En el año 2013 se hizo la primera y gran cabalgata de Reyes en Villa de Arico concentrando en el casco del municipio a todos los asistentes. Con emoción por la cercanía y participación, esperamos cada 5 de enero, para ver las sonrisas con un chocolate calentito, creando la magia de la Navidad en los niños y no tan niños.
Desde este viaje por el tiempo, se dice de la belleza que, aunque viajemos por todo el mundo para buscarla, debemos llevarla con nosotros para poder encontrarla. Sumando conocimiento, y paz a través de la palabra.
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