Necrológica. Autora: Ana Navarro
Ha fallecido el señor Reynaldo Parcharo Carpín. Descanse en paz su familia, los vecinos y vecinas de su bloque, el personal de la cafetería La Esquinita, las empleadas de Supermercado Trini, el taller mecánico Rueda Veloz, la oficina bancaria de Tresvalles, las teleoperadoras de Movile S.L y los usuarios de la línea 4 de cercanías.
Relato incluido en el libro Relatos Fulgurantes (2023) Editorial Nazarí.
Ana NavarroInstagram: ananavarro_microrrelatos
El gran sueño de Jonay. Autor: Nauzet González
En el año 2006, después de ver Superman Returns en el cine del Centro Comercial Las Arenas en Las Palmas de Gran Canaria, Jonay, un chico muy alto y espigado de piel muy blanca, y mirada que era una mezcla de tristeza interior y alegría, le dijo a su madre que él quería ser como el superhéroe para ayudar a la gente, ella, una mujer menuda, regordeta, de pelo larguísimo y rubio platino, le sonrió y le dio un beso.
–Para eso tienes que estudiar mucho para ser médico y así salvarle la vida a mucha gente, Jonay la miró profundamente con gesto entre la duda y la esperanza mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla derecha.
–Buenas tardes, señora López, después de un amplio estudio, hemos comprobado que su hijo tiene un trastorno del espectro autista de nivel 2.
Rosa se derrumbó y comenzó a llorar, lo que contagió a Jonay que percibió que algo no iba bien y se puso muy nervioso a mover las manos y a llorar también.
–Tranquilo, no pasa nada, le dijo su madre.
Llegaron los carnavales y Jonay le pidió a su madre un traje de Superman para ir a la fiesta del colegio, y en su cumpleaños ella se lo regaló, lo que hizo a Jonay muy feliz.
Para ver sonreír a su hijo, Rosa le ponía el disfraz cada vez que lo llevaba a pasear o a hacer la compra, muchos niños se burlaban de él e incluso lo llamaban tonto, lo que le causaba una gran tristeza.
Un día, mientras Jonay elegía los paquetes de papas en el supermercado, un anciano que estaba a pocos metros se llevó la mano al pecho y se derrumbó en el suelo, el adolescente se acercó corriendo a ayudarle, y para sorpresa de todos, le hizo la maniobra de reanimación cardiopulmonar que le habían enseñado en el colegio, su madre horrorizada y creyendo que su hijo podía causarle un mal mayor al señor corrió a apartarlo, pero, una mujer la frenó en seco.
–Déjelo, soy doctora y su hijo está haciéndolo bien.
Al momento el anciano volvió a abrir los ojos y a respirar, entonces la gente rompió en aplausos, la doctora se acercó al niño, y dándole un abrazo le preguntó:
–¿Cómo te llamas?
–Me llamo Jonay, señora.
–Pues a partir de hoy eres un superhéroe de verdad porque le has salvado la vida a una persona.
Él y su madre se miraron cómplices y se sonrieron.
Jonay, lo suspendió todo en el primer trimestre de la ESO, y los profesores avisaron a su madre de que o le ponía un profesor particular a su hijo o iba a fracasar en los estudios. Rosa se vino abajo porque no se podía permitir tal lujo, y siendo madre soltera con las deudas que arrastraba, era inviable pedir un préstamo. Tomás, el señor al que había salvado en el supermercado, era casualmente un conocido y rico empresario de Las Palmas, y se enteró por un amigo en común de la difícil situación de Jonay, así que logró ponerse en contacto con su madre, y le prometió que durante todo el proceso de aprendizaje él se haría cargo de todas las necesidades de su hijo, de esta forma, ella pudo contratar a un profesor especializado que de lunes a viernes le daba clases al niño, y también le pudo pagar la atención especializada para su problema en una academia para muchachos y muchachas con trastorno del espectro autista, donde socializaba mediante juegos y ejercicios con otros niños.
Mientras hacían un juego con un balón, Jonay y Adrián, un chico menudo y muy moreno con el pelo casi rapado, se miraron y sonrieron, no intercambiaron ninguna palabra, pero a partir de ese momento siempre se buscaban para jugar.
Jonay pudo acabar la ESO con buena nota, sobre todo en Ciencias, hizo Bachiller y consiguió entrar en la carrera de Psicología, todo gracias a su empeño y esfuerzo, el dinero que Tomás le dio a su madre antes de morir fue muy importante para financiarle la carrera.
Tras terminar sus estudios, Jonay decidió trabajar como psicólogo en Aldeas Infantiles para ayudar a otros niños con grandes dificultades que no tenían unos padres que se pudieran hacer cargo de ellos y darles el afecto necesario. Uno de los orientadores de la casa donde Jonay empezó a trabajar era Adrián, su amigo, su compañero fiel de la adolescencia, Adrian le abrazó un poco por encima de la cintura al altísimo Jonay, el se agachó y le dio un tierno beso en la mejilla izquierda, lo que provocó que Adrián se sonrojara, reflejando cierta vergüenza al descubrir que en realidad esperaba un beso apasionado en la boca, porque desde aquel cruce de miradas mientras jugaban estuvo enamorado de Jonay.
Juntos formaron un equipo lleno de amor y comprensión que ayudaba con mucho tesón y cariño a otros niños con grandes dificultades porque que no tenían el apoyo de sus padres ni de una familia.