Entrevista Carla Berrocal

Carla Berrocal, autora de cómic y de la obra Doña Concha: la rosa y la espina

Con Doña Concha quise poner en valor a la mujer que tanto hizo por la música española”

Carla Berrocal es una autora de cómic nacida en Madrid que tiene el superpoder de obsesionarse con vidas y culturas diversas y muy interesantes. Aunque el éxito parece haberle llegado con Doña Concha: la rosa y la espina (Reservoir Books), que ya va por la segunda edición, buscar información sobre ella es descubrir que lleva tiempo dejando un reguero de pistas, como una hormiguita que sabe que, antes o después, tanto trabajo va a llevarla a buen puerto. Aunque Berrocal no es nada condescendiente con el camino y si algo la caracteriza es ser una autora combativa que no desdeña hablar de precariedad en el mundo del cómic.

Pregunta: Cuando tengo la suerte de hablar con ilustradoras nunca sé si hablar de cómic o novela gráfica… Ayúdame por favor…

Respuesta: Pues te voy a ayudar, aunque no sé si soy la persona adecuada, porque odio la categorización novela gráfica, tiene cierta connotación elitista, como si el cómic no fuera suficiente por sí mismo y con una intencionalidad de igualarse a las novelas escritas. Creo que parte de la poca autoestima de la industria y que para lo único que ha servido es para precarizar aún más a los autores, porque al final estamos cobrando lo mismo que hace veinte años y tenemos que trabajar el doble o el triple.

P.: Sin embargo, en los últimos años se habla mucho de la ilustración en España, pero por lo que cuentas, quizás la realidad sea más bien la de autónomos precarios intentando hacer lo que les gusta…

R.: Sí, a mí me hace mucha gracia cuando escucho lo del boom de la ilustración española, es un gigante con pies de barro. Somos un sector precarizado, en unas condiciones económicas muy malas, porque existe una desprotección de los ilustradores frente a las grandes editoriales y otras empresas en las que trabajamos y somos la última pieza. Se aprovecha la falta de sindicalismo entre los autores.

P.: Las redes sociales también han podido crear la sensación de que todo es gratis…

R.: La cultura en general siempre ha sido poco valorada, como si no costara nada y se presupone que no puedes cobrar por ello; esto lo dice Remedios Zafra y es una cosa con la que casi todas las personas que nos dedicamos a esto estamos de acuerdo de alguna manera. Hemos llegado a crear contenido para una empresa que factura millones y de la que no vemos un duro. Es cierto que las redes sociales han podido agravar esta situación.

William Deresiewicz, autor del libro La Muerte de un Artista, explica cómo artistas y generadores de cultura nos hemos convertido en creadores de contenido para unos señores forrados de Silicon Valley. Es una ficción, como la vida que proyectamos en redes sociales y que tampoco es la nuestra.

P.: Vamos a centrarnos en este libro maravilloso, Doña Concha, sobre Concha Piquer y en tu estilo de dibujo, que yo describiría como geométrico. ¿Cómo llegaste a este estilo, desde qué influencias o intenciones partiste?

R.: La verdad es que mucha gente critica este estilo, porque piensan que la obra ha quedado un poco fría en algunos momentos, pero a pesar de tener un estilo geométrico, yo creo que logro dotar de humanidad a ciertas escenas. Tengo influencias de todo tipo, pero sobre todo, del Art Decó, que me fascina por su aparente simplicidad, y también me gusta la escultura y creo que mi trabajo tiene mucho de ella, por ejemplo, en la concepción del volumen. También me gusta el manga, cosas muy distintas en principio a mi trabajo.

P.: Recomiéndanos una autora de cómic…

R.: Pues una autora que me gusta mucho es Riyoko Ikeda, tengo predilección por las historias cursis, de amor, mi obra favorita suya es La Rosa de Versalles. Yo soy una romántica empedernida y como soy adicta al drama, me encanta (se ríe).

P.: Bueno, es que en Doña Concha hay mucho drama también, con “la otra”.

R.: Es que el drama de la otra siempre tiene que estar, el triángulo amoroso, la tensión. La verdad es que las escenas de amor son las que más me gustó crear. Tratar este tipo de temática fue un placer para mí.

P.: La obra sobre Concha Piquer dices que te llevó tres años de investigación. ¿Qué fue lo que más te sorprendió de esta artista?

R.: Su mala leche. Es algo que ya sabía, pero me sorprendió, y en cierto modo me daba rabia, porque pensaba que no me podía caer bien, pero se trataba de hacerle justicia al personaje. Yo creo que en la obra se nota que, en realidad, sí que me cae bien, porque trata con mucho cuidado su personaje, no la caracteriza como una mujer de mal carácter porque sí.

Se trataba de poner en valor a una persona que hizo muchas cosas por la música española.

P.: En Doña Concha, aportas una perspectiva que me ha resultado muy interesante y es la de las mujeres que subían al escenario para contar aquello que no les dejaban decir en su casa y en la calle. ¿Era Concha Piquer feminista?

R.: Fue feminista un poco sin quererlo, desde el privilegio de tener una posición ganada a base de mucho trabajo. A mí lo que me queda de todo esto es que España tiene muchas cosas buenas, pero uno de sus problemas es la desmemoria. Para mí es la lección más importante que he podido sacar, esa y que maltratamos mucho nuestra cultura, nuestro patrimonio artístico ha sido muy maltratado y tiene un gran valor que no sabemos ver. Esto es muy español.

Yo vengo de una familia multicultural, porque mi madre es chilena y mi padre español y siempre estuve entre dos culturas. Esta capacidad de lejanía, de viajar y abrazar otras cosas te da una concepción distinta del mundo y de la cultura. Yo veía cosas muy hermosas de la cultura chilena que no eran valoradas en pos de la occidental, lo que me resultaba asombroso. Cuando me topé con la copla me di cuenta de que había tenido la idea de que era muy facha y con unas letras malas y, un día, escuchando música con mi abuela, de repente, aluciné con lo que estaba escuchando, unas historias impresionantes. Fue una caída del guindo y pensé que había que poner la copla en valor.

P.: Mientras buscaba información sobre ti para preparar la entrevista he visto que tus obras suelen tener temáticas muy diversas. El Brujo, sobre folclore chileno; Epigrafías, sobre la poeta norteamericana Nathalie Clifford Barney y Doña Concha: la rosa y la espina, sobre la artista de copla. ¿Cómo escoges las ideas en las que vas a trabajar?

R.: El de Chile, como te comentaba, por la intención de elaborar una historia en la que cupieran muchos de los personajes sobre los que había oído hablar mientras crecía, pero siempre hay un cruce de caminos, algo que me lleva a hacer una obra, por una parte, la casualidad y, por otra, la obsesión, es una mezcla. En el caso de El Brujo fue una obsesión por poner en valor los mitos de la cultura de Chile y, en concreto, de Chiloé, que fusionó las culturas europea e indígena, hasta crear su propio folclore. Como autora de cómic te tienes que ir hasta el lugar… Yo me fui a Chiloé para El Brujo y para mi próxima obra también he estado en estos días en el lugar…

P.: ¿Y no nos puedes adelantar dónde has estado y de qué trata esa nueva obra?

R.: Pues solo diré que he estado en un pueblo de Salamanca, pero no voy a decir cuál es porque no quiero que vaya nadie, lo quiero para mí (se ríe).

P.: Y en el caso de Nathalie Clifford Barney, ¿cómo llegaste a la creación de Epigrafías?

R.: En este caso, leí una biografía de ella y vi que era una mujer con un gran sexapil, que había tenido relaciones con muchísimas mujeres y pensé que yo necesitaba hacer algo con eso. Fue un proyecto experimental en el que usaba tres o cuatro viñetas, sin boceto previo, e improvisaba texto y dibujo. En el caso de Doña Concha ha sido un trabajo más profundo, el más adulto, quizás, de toda mi obra.

P.: Me gustaría tocar un último tema, que es el de tu obra El disfraz infinito, que has puesto a disposición de los lectores, de forma gratuita, en tus redes sociales (@pintamonas) y que trata de tu tía, de la salud mental y del suicidio. Hay una viñeta en la que dices “Mi tía no era una persona, era una enfermedad”. Tanto las patologías de salud mental como el suicidio es como que absorben la identidad de la persona y ya solo se las recuerda en base a ello. ¿Cómo fue el proceso de escribir esta obra?

R.: Ha sido el cómic más duro que he hecho en mi carrera, porque cuando te abres en canal es difícil. También hay una cuestión de sanación propia. Es un tema del que se habla poco, es tabú, y el suicidio es una palabra que pesa y genera mucho dolor en las familias. Hay que plantarle cara, hablar mucho de salud mental e invertir en ella. Es necesario visibilizar el tema lo más posible.

Paletas y pinceles

El legado de los abuelos - TOÑI ALONSO

FRASES Y REFLEXIONES PARA AYER, HOY Y MAÑANA - ALBERTINE DE ORLEANS

Desde mi balcón - JOSE LUIS REGOJO

Amanece, que no es poco - ANGIE HERNÁNDEZ

LETRAS CANARIAS

El nido de la graja - EVA CASTILLO

Palabras del alma - BALBINA RIVERO

Tradiciones - ISABEL GONZÁLEZ

La magia del teatro - INA MOLINA

Letras y colores - JUAN FCO. SANTANA

Mi cuaderno de danzas - ISA HERNÁNDEZ

La memoria intacta - MARÍA DE LA LUZ

Volando con las palabras - Cristina García

Retratos de nuestros paisanos - JOSÉ LANTIGUA

Miscelánea tradicional - MOISÉS RODRÍGUEZ

Sección infantil: Arcoiris de cuentos - TANIA RAMOS

Viajando por los versos - ROSA GALDONA

Memorias con historia - GLORIA LÓPEZ

Alfarero de versos - EDUARDO GARCÍA

Amar el amor - LANGE AGUIAR

Contando canciones - MATALE AROZENA

Garabateando - ELENA PADRÓN

Hablando de amigos… - LUIS ALBERTO SERRANO

Bajo un nudo en la garganta - ANA GUACIMARA HERNÁNDEZ