Desde siempre estuve interesada en quiénes eran mis abuelos, quiénes mis bisabuelos, y cuántos primos tenía que no conocía. Desde siempre quise saber de sus vidas y cómo eran. Eso me llevó a ordenar sus nombres y buscar a través de la Historia oral1 quienes eran con respecto a mí. Poco a poco fui encontrando sus fechas de nacimiento, cuándo se casaron, qué hijos tuvieron, si enfermaron, si fueron longevos y cuándo fueron enterrados y dónde. Con esta cantidad de datos comenzaron los problemas.
Cómo debía ordenarlos, qué hacía cuando mis tías me decían una cosa y mi madre otra distinta, cuando una vecina me contaba anécdotas de mi padre y le llamaba primo y yo no tenía constancia de hermano alguno de mi padre… demasiadas incógnitas para una familia tan corta. Y ahí, comenzó todo.
Para confeccionar un árbol genealógico se comienza por nuestro nombre y apellidos, debajo escribimos nuestra fecha de nacimiento, dónde nacimos y dónde nos bautizaron. En lugar inmediatamente anterior a nosotros, escribimos el nombre de nuestro padre a la izquierda, su fecha de nacimiento, lugar y bautismo. Si ha fallecido, añadimos su fecha de partida y enterramiento. A la derecha, hacemos lo propio con nuestra madre, con todos los datos anteriores. Ya hemos comenzado nuestra aventura genealógica, y no hay vuelta atrás, hemos destapado las energías que revolotean para conocernos y entender lo que somos. Hay que sonreír mucho porque a partir de ahora nos llevaremos muchas sorpresas y todas nos regalarán conocimiento de nuestras raíces, de la historia familiar y por supuesto, de la historia de nuestro pueblo, porque la historia de los pueblos la hacen sus habitantes y encontraremos que nuestros ancestros construyeron parte de lo que nosotros somos en la actualidad.
Este es mi comienzo de árbol genealógico:
Los apellidos que he podido relacionar de mis antepasados son: Alonso, Rodríguez, Marrero, Fariña, Pérez, Delgado, Torres, Sabina, González, Hernández, Mesa, Gómez, Guerra, Martínez, Castellano, Díaz, Bencomo, Amaral, Navarro, Rivera, Perera, Barrios, Castro, Tejera, Mújica, Boxica, Portugués, Albertos, Otazo.
Seguramente me encontraré con nuevos apellidos cuando siga creciendo mi árbol, porque la Genealogía está viva y en cualquier momento aparecen nuevos datos que nos ayudan a tejer más esta maravillosa madeja de historia de vida de nuestros ancestros.
Busquemos juntos los hilos invisibles que nos conectan con nuestras raíces y seguramente saldrán curiosidades e incógnitas que nos llevarán a la aventura de saber de dónde venimos. Lo que se nos puede escapar es un suspiro de emoción, cuando vayamos rellenando nuestro árbol y vayamos descubriendo detalles de la vida de nuestros abuelos.
Yo tuve una tía-abuela que se casó tres veces a finales de 1800, y mi bisabuelo se casó dos veces también, pero su padre, es decir mi tatarabuelo lo hizo dos veces, sus mujeres eran primas hermanas. Un bisabuelo fue zapatero y murió de tuberculosis pulmonar, y un tío-abuelo tres generaciones atrás fue carpintero y murió de enfermedad estomacal. Mi bisabuela fue madre natural y su madre (mi tatarabuela), también fue madre natural, igual que su madre (mi trastatarabuela). Soy Alonso por casualidad, o más bien, por la decisión de tres mujeres valientes que, aunque marcadas en su comunidad, lucharon por su descendencia con uñas y dientes.
Los oficios que he ido encontrando de mis antepasados son: hombre de la mar o pescador, zapatero, carpintero, agricultor, comerciante. Aunque no aparezca a qué se dedicaban, hemos de suponer que pertenecían al engranaje de la sociedad del momento que les tocó vivir.
Tuve a mi bisabuelo Gumersindo Marrero Sabina, que consiguió junto a otros vecinos canalizar el agua de riego para las plantaciones de tomates en Candelaria a principios del siglo pasado. Seguro que en tu árbol, habrá un personaje parecido a mi bisabuelo. Hay que encontrarlo.
Construyamos juntos nuestra historia familiar, será una fantástica aventura que nos hará felices.
1 Es la historia transmitida de “palabra”, en forma de cuentos, relatos, anécdotas, etc. sin tener documentación escrita.