ARTDESER - NUEVA SECCIÓN
El pasado 23 de agosto tuve ocasión de impartir una conferencia sobre cómo podemos aplicar la inteligencia emocional para mejorar las relaciones.
Es obligado preguntarse previamente,
¿Qué es la inteligencia emocional? ¿Qué tipo de relaciones?
El libro más popular de Goleman, Inteligencia Emocional, es el título que popularizó este término. En sus páginas, Goleman defiende qué es la inteligencia emocional y no el cociente intelectual, la que determina el éxito de las personas.
Daniel Goleman se refiere a la inteligencia emocional como un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones o sus estados mentales.
Luego, define la inteligencia emocional como “capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”. Más tarde, en una publicación de 1998, Goleman, reformula esta definición de la siguiente manera: “Capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, para motivarse y gestionar la emocionalidad en nosotros y en las relaciones interpersonales”.
La respuesta a qué tipo de relaciones, va implícita en el conjunto de la definición. Si bien está orientado hacia el individuo, no es necesario explicar que en las relaciones derivadas de la construcción del espacio social, trasluce el nivel de inteligencia emocional individual y como consecuencia de la misma, los efectos y consecuencias en el ámbito colectivo, familia, amigos grupos sociales, políticos, empresariales, etc. Tal como nos describe el Libro de Peter L. Berger y Thomas Luckmann sobre "La construcción social de la realidad".
Son las personas que conviven en una misma sociedad, por lo tanto, las que construyen la realidad social a partir de las interacciones que mantienen entre sí y con el entorno. En este proceso dinámico, la comunicación juega un rol esencial para la transmisión de los conceptos y para compartir las ideas.
PRINCIPIOS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Una vez definida lo que es inteligencia emocional, vamos a proporcionar unos principios básicos para que se pueda obtener una correcta IE. Se puede decir que la inteligencia emocional, fundamentalmente, se basa en los siguientes principios o competencias:
Autoconocimiento. Capacidad para conocerse uno mismo, saber los puntos fuertes y débiles que todos tenemos.
Autocontrol. Capacidad para controlar los impulsos, saber mantener la calma y no perder los nervios.
Automotivación. Habilidad para realizar cosas por uno mismo, sin la necesidad de ser impulsado por otros.
Empatía. Competencia para ponerse en la piel de otros, es decir, intentar comprender la situación del otro.
Habilidades sociales. Capacidad para relacionarse con otras personas, ejercitando dotes comunicativas para lograr un acercamiento eficaz.
Asertividad. Saber defender las propias ideas, respetando las de los demás, enfrentarse a los conflictos en vez de ocultarlos, aceptar las críticas cuando pueden ayudar a mejorar.
Proactividad. Habilidad para tomar la iniciativa ante oportunidades o problemas, responsabilizándose de sus propios actos.
Creatividad. Competencia para observar el mundo desde otra perspectiva, diferente forma de afrontar y resolver problemas.
Este conjunto de principios expuestos, darán lugar a una mayor o menor inteligencia emocional. En este sentido, el hecho de que un individuo pueda tener una mayor creatividad que otro individuo, no quiere decir que, de forma intrínseca, obtenga una mayor inteligencia emocional, ya que concurren otros factores como si el individuo sabe explotar esa creatividad. Por el contrario, la falta de creatividad se puede ver compensada por una mayor automotivación.
Goleman divide este término en dos. Por un lado, la inteligencia emocional intrapersonal, también conocida como la habilidad para comunicarse de manera eficaz con uno mismo y para manejar de manera óptima las emociones propias. Esta parte de la inteligencia emocional está compuesta por: la autoconciencia emocional, la autorregulación y la automotivación.
Y, por otro lado, se encuentra la inteligencia emocional interpersonal o lo que es lo mismo, la habilidad para comprender y manejar de forma eficaz las emociones ajenas. Esta se divide en: empatía y habilidades sociales.
Los componentes que constituyen la IE según Goleman (1995a) son:
Conciencia de uno mismo (Conciencia que se tiene de los propios estados internos, los recursos e intuiciones).
Autorregulación.
Motivación.
Empatía.
Habilidades sociales.
Estos componentes o propulsores son fundamentales para cultivar una inteligencia emocional sólida y pueden ser desarrollados a través de la práctica, la reflexión y el aprendizaje continuo.
¿Y cómo se hace esto?
En función de tus necesidades, es altamente recomendable acudir a un especialista.
Desde el ámbito del coaching nos planteamos el acompañamiento a procesos de desarrollo personal con eficaces herramientas centradas en la puesta en valor de las fortalezas del individuo.
Parece una obviedad, aunque por proximidad suele olvidarse que el conocimiento pasa por conocer el recipiente en el que lo almacenamos.
Conocerse mejor.
Trabajar tus fortalezas y debilidades evitando procesos juzgantes.
Mantener y fomentar la capacidad de observación del entorno, de tus compañeros de actividad y de ti mismo.
Establecer conversaciones poderosas, tipo socrático, haciéndote preguntas, desnudarse, desnudar el alma, siempre desde el amor, sin miedo a las respuestas. Manteniendo una escucha activa y comunicando tus opiniones y respuestas con asertividad.
Proyecta objetivos en los ámbitos de mejora, a través de filtros como el (smart)
S específicos
M medibles
A alcanzables
R realistas
T temporales
La aplicación del modelo GROW es otra estrategia de coaching que fomenta el uso de preguntas abiertas y la escucha activa para identificar las metas fundamentales, analizar la situación actual y trazar planes de acción generales basados en la información obtenida.
A modo de cierre decir que, si bien fue el admirado Daniel Goleman el gran propulsor de la inteligencia emocional, anteriores a él, como fue el psicólogo estadounidense Howard Gardner, en 1983 publicó el exhaustivo y novedoso concepto de Inteligencias Múltiples.
Estudios que vinieron a demostrar la necesidad de atender las variadas facetas que caracterizan al ser humano, y entre las más destacadas, la inteligencia emocional, aunque me permitiré la licencia de apuntar como superior a la inteligencia existencial o existencialista (espiritual). Cuestión que abordaré en próxima ocasión.