Lentamente las aceras van regresando
el largo silencio de la noche.
Unos pasos confusos desarraigan el disfraz.
Embozo de un día, todo color.
Anhelamos la mirada incógnita,
noche que busca la risa
y unos ojos encendidos
que exhalen aliento detrás de tu oreja.
Una sonrisa perdida entre el gentío,
plumón tornadizo en vuelo,
mía, solo mía.
Vísteme de júbilo y vino
para atrapar el sueño caprichoso,
dame la melancolía de nadie
con adornos de travesía.
Tú, hechicera máscara lunar, cíclica
Te vi oso, bailarina, azafata, diabla y rapaz
Ojos desnudos de multitud.
Te vi, en el carnaval.