Para empezar una petición, y si te parece una alianza.
Durante los próximos minutos de lectura no juzgues lo que escribo, simplemente lee con la máxima atención que te sea posible. De esa forma vivirás el momento presente con mayor autenticidad y atención. Al acabar tendrás la oportunidad de aclarar las dudas que te surjan.
Esta será la alianza de esta breve propuesta sobre el autocastigo. Evitaremos castigarnos el uno al otro, con el objetivo de entendernos mejor y poner en valor nuestro tiempo presente, que es lo único que tenemos en este momento.
Bien, pues adelante.
Fenómeno psicológico
El autocastigo es un fenómeno psicológico en el cual una persona se impone castigos o penitencias a sí misma como consecuencia de sentirse culpable o para intentar modificar su comportamiento. Es importante abordar este tema desde una perspectiva psicológica y social para comprender sus causas, consecuencias y posibles formas de abordaje.
Aspectos que inciden
Varios aspectos pueden incidir directamente en el autocastigo, como la autoestima baja, la culpa excesiva, la autoexigencia, la búsqueda de perfección, la inseguridad, la influencia de
experiencias pasadas negativas, la presión social o familiar, y trastornos mentales como la depresión o la ansiedad. Estos factores pueden contribuir a que una persona se imponga castigos a sí misma de manera recurrente.
Las sutilezas
Otros aspectos que pueden incidir sutilmente en el autocastigo incluyen la autocrítica excesiva, la comparación constante con otros, la falta de habilidades para manejar emociones negativas, la escasa voluntad para afrontar dificultades, el perfeccionismo, la falta de autocuidado, la falta de límites personales claros y la tendencia a responsabilizarse en exceso por situaciones fuera de su control. Estos factores pueden influir de manera más sutil en la tendencia a castigarse a uno mismo.
Don Ego
El falso yo o el Ego permanece alimentado del pasado y del futuro. Pero pasado y futuro no existen, tan solo existen en la mente.
El ego puede influir en el autocastigo de diversas maneras. Por un lado, un ego frágil puede hacer que una persona se castigue a sí misma de forma excesiva para intentar cumplir con estándares idealizados o para proteger su autoimagen. Por otro lado, un ego inflado podría llevar a la autocrítica excesiva y a sentirse constantemente insatisfecho consigo mismo, lo que también puede conducir al autocastigo como una forma de “penitencia” por no alcanzar expectativas irreales. Parece que el ego puede influir en el autocastigo al alimentar la autocrítica, la autoexigencia y la necesidad de perfección.
Cómo arreglamos todo esto sin morir en el intento
El niño no juzga, el niño Es. Es libre, es luz. Los gatos, los perros no juzgan.
Las personas buscan en los animales, el refugio, el respeto, la confianza.
Definir quién soy, juzgar o juzgarse en función de la forma, ¿qué supone, a dónde me lleva?
El Ego huye del momento presente, se sostiene en él no contra la vida. La queja mental, la queja permanente de todo y en todo lugar. La queja, la oposición al Es, al Ser. Yo contra el universo, el resto del mundo me amenaza, aunque lo necesite.
Continuo alineamiento de la forma con el momento presente.
Una relación abierta y amistosa con la forma de este momento, esta será la práctica espiritual que hay y la más sencilla. Aceptar lo que es, y si la acción es necesaria se puede actuar, la base de la acción eficaz es estar alineada con la vida, entonces cada acción es mucho más eficaz que la que viene de la negatividad que va con él, no, hay que estar atento pues, la mente desea una práctica más complicada. La mente quiere planificar para llegar al futuro a la meta. Así, aceptando el presente, durante los próximos años podemos practicar como llegar al futuro. Aceptar cada momento que es el mismo momento que tiene formas diferentes.
No se puede discutir con Es. Lo que es ya es. El árbol, la flor, plantas, los animales viven todavía en esa alineación, pero inconsciente.
Aceptamos la forma.
Nosotros somos el espacio para cada situación, para cada sufrimiento y vemos que, si nosotros llevamos esta dimensión a este mundo que no juzga lo que es, esta ausencia de juicio es también la ausencia de pensamientos que imponemos al mundo. Me abro al momento presente, me abro a la vida y siento en el fondo lo que no tiene forma. Lo siento como una presencia, como un espacio en el fondo. En el fondo siento mi propia presencia que va mucho más allá de mi pequeño yo. En un estado de alerta espacioso.
Encontrar el equilibrio en las dos dimensiones.
1ª la dimensión del mundo, de las formas. De lo manifestado.
2ª La dimensión del Ser, del momento presente, del no pensamiento, de la serenidad, de la paz. Una paz que no es de este mundo.
Es la transformación del mundo a través de la conciencia humana
Se puede transformar el mundo de las formas con acciones, pero desde la conciencia, sin ego.
Pero ojo que, el Ego, es tremendamente inteligente, es alimentado por la mente, va creando drama y está condicionado por el tiempo psicológico. El ego teme, al despertar de la conciencia, estar en un punto dónde no necesites posicionarte, donde te permitas Ser.
Entregarse es aceptar el momento presente y sin reservas, es abandonar la resistencia mental a lo que es. Esa es la brecha del dolor.
La aceptación de lo que es libera la identificación con la mente y lo vuelve a conectar con el Ser, entramos en un estado en el que el autocastigo se desvanece.
Analogía visual LA LINTERNA
Caminando por un sendero durante la noche rodeado de una espesa niebla, pero tiene una linterna potente que atraviesa la niebla y crea un espacio estrecho claro frente a usted. La niebla es su situación vital, pasado y futuro. La linterna es su presencia consciente, el espacio claro es el ahora.
La incapacidad de aceptar
La incapacidad de aceptar endurece su forma psicológica, la cáscara del Ego y crea un sentido de separación al mundo que te rodea, en particular de la gente. Se percibe como una amenaza y surge la compulsión inconsciente de destruir a los demás por medio de juicio, así como de competir y dominar. Incluso la naturaleza se percibe como enemiga y su percepción e interpretación están dominadas por el miedo, no solo por su forma psicológica, sino también por su forma física se vuelven duras y rígidas por la resistencia.
Esas ideas de hostilidad o actitud mental nos quitan amor, energía, vitalidad, entusiasmo y causa destrozos en nuestra mente, cuerpo y mundo. Sus consecuencias son la falta de salud, armonía, poder, falta de autoestima, de riqueza, de muchísimas cosas que empobrecen nuestra existencia.
La tensión surge en las diferentes partes del cuerpo y el cuerpo en su totalidad se contrae. El flujo libre de energía vital a través de él se restringe en gran medida. El ejercicio y diferentes terapias físicas pueden ayudarte a retomar ese flujo, pero al menos que practiques la entrega en tu vida diaria, estas medidas solo producirán un alivio temporal de los síntomas, puesto que la causa no ha sido disuelta.
La entrega
Si encuentras tu situación actual intolerable, solo entregándose podrá romper el patrón inconsciente que perpetúa en esta situación. La entrega es compatible con la acción, con iniciar cambios y lograr metas. Pero en el estado de rendición hay energía totalmente diferente, una cualidad distinta que incluye en su actuar. La entrega lo vuelve a conectar con la fuente de energía del ser. Y su actuación está influida por el Ser, lo convierte en una celebración gozosa de la energía vital que lo lleva a lo más profundo, al ahora. Por medio de la no resistencia la calidad de su conciencia y por supuesto la calidad de todo lo que está haciendo o creando se realza inconmensurablemente, los resultados entonces se reproducen por sí mismo y reflejan esa calidad.
Acción entregada
Entregarse es lo más importante que puede hacer para producir un cambio positivo, cualquier acción que realiza es secundaria. No puede surgir una acción verdaderamente positiva de un estado de conciencia sin entrega. En el estado de entrega usted ve muy claro lo que puede hacerse y actuar haciendo una cosa cada vez. Y concentrarse en una cosa sola a la vez.
Si tu situación general es insatisfactoria separa ese instante y entrégate a lo que Es, esa es la linterna que aparta la niebla.
Su estado de conciencia deja entonces de estar condicionado por las condiciones externas, y no depende de la reacción y la resistencia.
Entonces mira los detalles específicos de la situación, preguntándote a ti mismo ¿hay algo que pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla o apartarme de ella?
Si es así no te concentres en 100 cosas que podrías hacer, sino en la única que puedes hacer en ese momento. Esto no significa que no pueda planificar, pero asegúrate de no proyectar una película mental y proyectarse a sí mismo en el futuro y perder el ahora.
Profundizando más en la entrega, en el ahora, en el Ser.
Cuando se entra en esa dimensión interpretada por el presente, llega de forma extraña, sin necesidad de mucha acción. La vida se vuelve cooperativa y viene en tu ayuda.
Sin factores internos como el miedo, la culpa o la inercia que le impiden actuar. Se disolverá a la luz de su presencia consciente así que el momento de entregarse, de confiar en la vida y aceptar el momento presente, de ver el aquí y él ahora es perfecto en cualquier situación que estemos pasando. Es justo lo que necesitamos para nuestra evolución, para nuestra expansión y para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
¿Y el autocastigo? Disuelto, por lo tanto, ya no hablamos de lo que no existe.
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