¿Cuántas estaciones tendré que esperar para tu venida? Los días son largos e inalterables. Aquí no vive el sol.
Desde la despedida los ruidos se amontonas en las baraúndas de las cimas, ningún sonido es el tuyo.
Tengo el alma hueca y grande como una cueva, donde hago espeleología. Está llena de mareas y especies extrañas, de hormigas blancas que hacen cosquillas, y rio…y rio.
Peces alados que me llevan a tu horizonte terrenal y desde el abismo me poso y te veo.
Veo el camino y huelo las flores del jardín. Y me regreso.
Tengo pájaros carmesíes de ojos oscuros, ellos me dejan ver a través del tiempo. Y me transportan al principio.
Siempre espero tu regreso del mundo a estas playas nuestras, a los barrancos y litorales.
A la casa blanca de tuneras, donde compartíamos el aliento, la pasión y el sexo.
Y se me agranda más y más el alma, se expande.
Y yo espero y espero…
Tengo la noche de la muerte y tu ahí. Viva.
Y yo solo.
© Carmensa León - Tertuliana