El mes de marzo ha sido un camino de aprendizaje intensivo y muy duro.
Le comentaba a una queridísima compañera de letras, que mi voz se ha encontrado con las voces más reales, palpables, desgarradoras, punzantes, tristes y crudas, como las de Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, César Vallejo, Natalia Sosa, Miguel Hernández, Antonio Machado...
Ser tan sensible, emocional y sentimental te remueve todos los órganos por dentro, sacando de las cosas cotidianas la belleza y su fealdad. Yo les aseguro que en este momento mis órganos pueden estar ubicados en cualquier lugar, como un riñón en el pie o el corazón. El corazón..., ¿por qué quería tener corazón el hombre de hojalata en el Mago de Oz?
Te lo juro, me lo arranco y se lo doy a él.
Sabiendo que no puedo arrancarlo y que todo en realidad surge en el cerebro, la posibilidad que me queda es seguir dando amor, aunque parezca una imbécil suprema. No importa si lo que encuentras de vuelta es una pared o el peor de los inviernos, porque eres lo que das; y lo que hay dentro de mí es amor, mucho amor.
Lo cierto es que he tenido que hacerle frente a muros y a inviernos, como en Juego de Tronos, con caminantes blancos incluidos. Pero en ellos he construido ventanales, he plantado semillas que han germinado; y a pesar de todo sigo caminando, construyendo cosas que parecían imposibles.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Muchas veces me han preguntado: ¿cómo lo haces y por qué? Supongo que las ganas mueven todo; y el amor. Si no hay ganas y amor, nada brota, nada crece. Y si surge es porque se ha creado la condición para ello, aunque esto me haga formular otras preguntas que no tienen respuesta. No por el momento.
En definitiva, me queda / nos queda mucho por aprender. Puede que nos encontremos como el Cabo de Hornos en una gran tormenta. Momento idóneo para sentarse, reflexionar, aprender, leer, escribir y seguir siendo, como individuos que siempre serán yuxtapuestos.
Posdata al aire:
“Ay Antonio, en mis bolsillos quisiera encontrar esos días azules y el sol de la infancia”.
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