OSCURIDAD
Noche oscura de pensamientos inciertos. Te recuerdo como si hubiera sido ayer, cuando aniquilabas mi existencia, sumiéndola en tu abrigo.
Te recuerdo en destellos de un mañana que no llega, arrastrándome a las tinieblas sin tiempo a réplica. Te cuelas por rendijas que creía inexistentes, envolviendo cada segundo de un negro añil ya conocido.
Ya no te temo, me abrigas y abrazas con la ternura y determinación de La Madre Negra, que protege ferozmente a los suyos.
Así lo acepto, me entrego y sucumbo. Presagio de un mañana que se torna magnánimo. Y, casi sin querer, se esboza una sonrisa en mi rostro, certeza de que algo mejor se gesta, ya está aquí. Respiro. Todo está hecho.
DESPUÉS DE LA NOCHE
Me traes irremediablemente a tu sombra.
Noche, que en penumbras
susurras mi nombre.
Me adormeces y me adentras
para hablarme de verdades profundas.
Te escucho en silencio.
No encuentro respuestas,
tan sólo la certeza de tu arrullo
que me mece en abrazo infinito,
deshaciendo las capas de hollín
que me recubren.
Y en ese desprender me quedo inmóvil
esperando el momento,
ya sin mugre,
de batir mis alas.